sábado, 2 de octubre de 2010

Mecanismos inmunopatologicos


Respuesta primaria y secundaria
Cuando por primera vez un antígeno se pone en contacto con el organismo, se produce una respuesta inmune que se denomina respuesta primaria. Por el contrario, cuando al cabo de un tiempo el mismo antígeno vuelve a activar al sistema inmune, se produce una respuesta que denominamos respuesta secundaria o adaptativa Ambas respuestas son, cualitativa y cuantitativamente, diferentes.

Las diferencias esenciales son:

* En la respuesta primaria los niveles máximos de inmunoglobulinas se alcanzan tras un largo período de latencia después del estímulo antigénico, mientras que en la respuesta secundaria se alcanza más rápidamente. Ello se debe a que cuando un antígeno activa por primera vez a los linfocitos B, éstos necesitan tiempo para diferenciarse en las células plasmáticas responsables de la síntesis de inmunoglobulinas, mientras que cuando se trata de la respuesta secundaria, gracias a la permanencia de las células memoria, se alcanza en menor tiempo el nivel de células plasmáticas.

* La respuesta primaria predomina la IgM, mientras que en la secundaria predomina la IgG.
* La respuesta primaria es de menor intensidad que la secundaria. Ello se debe al tipo de inmunoglobulina predominante y a la presencia de células memoria predominantemente en la respuesta secundaria.

*La respuesta secundaria, al predominar en ella la IgG, de vida media más larga que la IgM, y además por el predominio antes indicado de células memoria, es más permanente y duradera en su acción que la primera.

Cuando los mecanismos inmunes se alteran dan lugar a procesos patológicos, siendo en muchos casos el sistema inmune en sí la causa de enfermedad.  Esto se evidencia, por ejemplo en lo que ocurre cuando el individuo reacciona de forma exacerbada frente a sustancias que en principio son inocuas, como es el polen de plantas, en cuyo caso aparecen reacciones de hipersensibilidad como las alérgicas y el asma, que cada vez son más frecuentes en la población.

En otros casos, el sistema inmune no reacciona adecuadamente, producto de algún tipo de inmunodeficiencia, haciendo muy vulnerable al individuo a una multitud de infecciones, especialmente las causadas por gérmenes oportunistas.

O cuando, las células encargadas de la defensa inmune, comienzan a proliferar en grandes cantidades, llegando a producir auténticos cánceres de células libres como son las leucemias, que incluso en tan sólo meses pueden terminar con la vida del individuo.
También a veces, por razones todavía no muy bien entendidas, el sistema inmune no reconoce como propio sus componentes, ocasionando las enfermedades por autoinmunidad, en las que se lesionan tejidos causando graves trastornos que pueden incluso llevar a la muerte del individuo.
Algunos de los mecanismos inmunopatológicos humorales y celulares son estos:






Esto es por ejemplo lo que ocurre en la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, la diabetes tipo 1, etc., en las que el sistema inmune trata de destruir la mielina, articulaciones o las células beta del páncreas respectivamente.

Así, la inmunidad protectora y la hipersensibilidad patológica pueden coexistir porque son manifestaciones del mismo tipo de respuesta inmune específica, donde las diferencias entre individuos en los patrones de respuesta inmune frente a microorganismos son determinantes importantes de la progresión de la enfermedad y de su resultado clínico.


 

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